Cada vez estoy más convencido que para que ocurra esta revolución de conciencia en el mundo que muchos esperamos debemos brindar un sin fin de revoluciones internas e individuales. Nunca antes había tomado tan seriamente el famoso “Ying Yang”. Parece que ciertamente en esa figura está encerrada el secreto para la evolución de la vida en La Tierra.
He leído en muchos casos como se ha mal interpretado -para justificar cosas absurdas- este símbolo. A veces parece que el aprendizaje no viene desde afuera sino desde adentro. ¡Si te hacen todos los exámenes en definitiva no aprendés nada!. Hay que poner a trabajar el cerebro y el corazón porque este simbolito representa soluciones a casi todo problema que me he planteado. Y vaya si es feo para el ego que un simbolito te explique que equivocados estás!
No basta trabajar para ayudar a los demás. No basta con ser un activista y defender a animales -humanos y no humanos-. Hay que incorporar de manera urgente el activismo hacia uno mismo. Superar todas las barreras internas, conflictos y dolencias en nuestra cabeza y corazón.
Esto explica como hay personas que son increíbles referentes de paz o prominentes intelectuales pero que en su haber diario no han de superar la mediocridad. O casos totalmente opuestos, como personas que son en su cotidianidad increíbles pero no se tomarían un segundo para ayudar a quienes están fuera de su círculo de relaciones. Estamos incompletos y eso nos genera problemas que de una forma u otra -inconsciente o consciente- tratamos de solucionar. Somos seres carentes, que nos hemos desarrollado de una forma no natural en un mundo que en lugar de estimular lo mejor de nosotros pone sus energías en lo más precario de nuestra existencia.
Voy a tomar la definición de SUBLIMACIÓN del diccionario filosófico Ferrater Mora:
“… es en la teoría y la práctica del psicoanálisis, la transformación de los impulsos sexuales reprimidos en actos espirituales superiores. La sublimación tiene lugar, según muchos psicoanalisis, cuando la energía psíquica es demasiado intensa para que pueda pemanecer continuamente en la zona consciente o para que pueda ser rechazada definitivamente a lo inconsciente. De este modo, lo espiritual se convierte para el psicoanálisis en sublimación de lo instintivo por obra de la previa represión. Sin embargo, Freud no concibe esta transformación como injustificada, sino que le otorga en su sistema un alto valor moral y la considera como el principio que diferencia al animal, que sigue los impulsos, del hombre, que los niega y desvía…”
En otras palabras, sublimar es transformar una energía que proviene de una represión, de un problema interno nuestro, y llevarla a un plano superior y de esa manera sentirnos bien liberando esa energía. Imagino también, que es una transmutación de energía que nos pesa en la mente y en la práctica se libera en algo de una ética mayor a lo que la originó.
Supongo también, que no todo acto moral tenga su razón en una transmutación de energía porque sería minimizar el potencial humano de avanzar eticamente, reduciéndolo a represiones de nuestra niñez.
Pero, toda esta ensalada de cosas revela que no todo lo bueno que hacemos hacia afuera habla “bien” de nosotros. Cada uno es una historia y en esa historia hay un sin fin de historias interdependientes, y cada cosa que hacemos o pensamos, desencadena otro sin fin de posibles historias que serán también interdependientes de todo como lo son aquellas anteriores.
Ahora bien, dicho todo esto, la clave está en empezar la revolución por uno mismo. Creo que ese es el gran desafío. Luego, tiene sentido trabajar hacia afuera y hacia los demás porque la intención será tan potente y coherente con tu espíritu que los efectos serán más duraderos y potentes. Hacer “cosas” por el mundo puede ser muy estimulante y a la noche puede hacernos dormir mejor, pero no tenemos que abandonar nuestras luchas internas en otros frentes que hacen que lo bueno que hacemos allá lo arruinamos con lo malo que hacemos aquí.
Todos tenemos mucho trabajo por hacer. Hacia adentro y hacia afuera. Pero no sirve poner todas las energías en un solo lado. Somos a fin de cuentas un promedio de todas nuestras acciones actuales, con la mochila de nuestras acciones pasadas, y la forma de levantar el promedio es entender bien y poner en práctica este concepto:
No hay comentarios:
Publicar un comentario